PAISAJE SANGRIENTO

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La columna del día por Alfonso García Sevilla. 

 

Se le atribuye a Eulalio Gutiérrez, uno de los infortunados presidentes que surgieron de la Soberana Convención de Aguascalientes (1914) la frase: “el paisaje mexicano huele a sangre”, misma que, desde tiempos precolombinos, no ha dejado de ser vigente.

La crisis que enfrenta el Estado Mexicano en materia de seguridad, en todos sus niveles de gobierno, se agudiza cada día más. Hoy aparecen Los datos actualizados del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) donde dan a conocer que, a la mitad de 2019, vivimos una vola de violencia sin precedentes. Solo en junio se contabilizaron 3 mil 80 casos de personas asesinadas, que sumados a los de los meses anteriores arroja un total de 17 mil 608 víctimas de homicidio y feminicidio. Se trata de una tasa de casi 14 asesinatos por cada cien mil habitantes, nuevo récord en al menos 22 años.

Esto contrasta con la promesa realizada el pasado 22 de abril por el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien se comprometió a que en seis meses habría resultados en seguridad gracias a la implementación de los programas sociales de su gobierno y la entrada en vigor de la Guardia Nacional. Hasta el momento no se percibe ni siquiera un pequeño esbozo o esperanza de que así sea. El tiempo sigue corriendo y la inseguridad va en plena escalada sin contención alguna.

¿Por qué llegamos a esta crisis impresionante de valores? en gran medida por el avance del narcotráfico dentro de la sociedad, la nueva narco cultura en series televisivas, música y un estilo de vida lujoso, ha hecho que la apología del delito haya permeado entre los niños y jóvenes del país, para ver a los capos como los héroes a seguir, aunado a las condiciones económicas precarias que una gran parte de la población padece, han orillado a que más vean al crimen organizado como una alternativa de vida. La arraigada cultura machista que conlleva el maltrato y la violencia a la mujer se desata, sin que existan soluciones contundentes para frenarla, más allá de acciones intrascendentes como el uso del lenguaje incluyente, que pareciera que entre más se debate su uso, más se acentúa la violencia de género.

Asimismo, esta crisis de inseguridad refleja una clase política cada vez más lejos de la gente, menos comprometida, menos preparada y carente de altura de miras, de visión para generar políticas públicas que contengan y erradiquen las causas de la violencia de manera integral, pero, sobre todo, trabajar en la prevención de la mano con la sociedad. Quedan 4 meses al plazo fijado por AMLO y la verdad, no creo que se cumpla con su promesa de mejorar los resultados.

Politólogo, profesor universitario y miembro del Claustro Académico del ITEI.