Recomendación de la semana: «Mamá y Papá»

Por: Gabo Domínguez

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El horror cuando se mezcla con la comedia puede dar resultados que sobrepasan la crítica social y logran un festín visual. Quizá uno de los ejemplos más efectivos sea aquella ópera prima de Edgar Wright, Shaun of the dead, que lo mismo era, bajo la línea zombie, una punzante señalización de la alienación humana, que una cinta gore hecha y derecha. En el caso de #MamáYPapá hay muchas cosas que pudieron haber sido igual de efectivas, sin embargo la ejecución de esta metáfora de la sociedad deja más sinsabores que victorias.

La cinta sigue los pasos de una idílica familia americana que tras la máscara esconde a un frustrado padre que sueña con sus triunfos de antaño, una madre que intenta mantener su relación con todos a flote, una hija adolescente nefasta y un niño mimado con un atípico comportamiento. Todo sería normal de no ser porque de pronto un extraño suceso provoca una epidemia en que los progenitores buscan a toda costa deshacerse de sus crías de las formas más sádicas posibles.

Brian Taylor, quien irrumpió en escena con aquellas cintas de premisa absurda y de realización esquizofrénica llamadas Crank, retoma su frenético montaje y subversiva edición que en esta ocasión se siente fuera de lugar, pues cuando debe ser explícito Taylor toma las cosas con mesura y prefiere dejarlo a la imaginación de manera indiscriminada, es entonces que la violencia hacia los hijos ocurre fuera de pantalla, mientras que los daños físicos hacia los padres son dignos de ser comparados con aquellos infringidos a los ladrones en “Mi pobre angelito”.

Mom and Dad

En esa realización, tibia para alguien que ya se había arriesgado demasiado, no hay sorpresa alguna en lo que ocurre. Si bien la crítica social está presente en forma de reflexión sobre como el hombre tiende a renunciar a todo por los sueños de los hijos y a su vez estos parecerían ser su peor mal, esa relación de amor-odio parental es quizá la piedra angular de este relato que Taylor prefiere dejar de lado por regodearse en un sinfín de episodios sosos donde no hay más que cierto patetismo de los personajes, donde uno desea que perezcan todos a la brevedad.

De ese comportamiento el único beneficiado es Nicolas Cage, quien con cierta gracia se interpreta a sí mismo, incluso en un momento se señala como un obeso, calvo y fracasado, lo que hace que el chiste se cuenta solo; su sobre actuación encuentra la cabida necesaria para vislumbrarlo como un psicótico padre de familia, en ese camino las risas, involuntarias o provocadas, hacen que el relato cumpla más por Cage que por sí mismo.

En resumen, #MamáYPapá es una premisa por demás inteligente y original, que carece de una visión que la permita desarrollarse como lo que promete. Lo que es peor es que no concluye en absolutamente nada más que en la gratuidad de la moraleja expresada.